Deuda Pública de Paraguay: Descripción, análisis y desafíos
A modo de entender el proceso que ha tenido la Deuda Pública en Paraguay es necesario recapitular eventos puntuales que p ... Leer Más >>
La ley económica y financiera más importante de Paraguay es el Presupuesto General de la Nación (PGN). Por cuarto año consecutivo, el gobierno de Mario Abdo Benítez tiene a su cargo la elaboración de la propuesta normativa, que al igual que los años anteriores se enfrenta a situaciones adversas.
El PGN 2019 fue estudiado y aprobado en medio de un escenario de contracción económica, producto de un mal año agrícola y sacudidas sociales. Durante el 2020, parte de 2021 y lo que se espera para el 2022, la pandemia ha sido el común denominador en la saturación de las cuentas públicas, tanto por el lado de los ingresos como por el de los gastos.
El Ministerio de Hacienda en representación del Poder Ejecutivo presentó semanas atrás, ante el Congreso Nacional, el proyecto de Presupuesto General de la Nación 2022 con el objetivo de consolidar la recuperación económica y social del país y bajo 5 pilares fundamentales: salud (mejor atención y gestión eficiente de medicamentos en la red pública, construcción y renovación de Unidades de Salud Familiar); educación (diseño del Plan Nacional de Transformación Educativa 2030, implementación de TICs en Educación); seguridad (articulación integral de lucha contra el narcotráfico y el crimen organizado); empleo (fortalecimiento de la estrategia de formalización del empleo) y protección (estrategias de intervención en las inversiones sociales para los grupos más vulnerables).
Para la elaboración de la propuesta normativa se consideraron una serie de variables macroeconómicas para el año 2022. De acuerdo con el proyecto de PGN se espera una expansión económica de 3,8%, muy por debajo de lo proyectado inicialmente en el plan de gastos de 2021 de 5%. Esta tasa fue revisada varias veces hasta por la central hasta finalmente ubicarla en 4,5%. Además, se espera una inflación del 4%, superior al 3,8% del PGN 2021. Este porcentaje ya ha superado la proyección, al considerar el dato interanual al mes de agosto del Banco Central del Paraguay (5,6%).
La propuesta de gastos para el próximo ejercicio también prevé un Tipo de Cambio de G. 6.992 frente a los G. 7.092 esperado para este año y contemplado inicialmente en el Presupuesto 2021.
Con respecto a los ingresos tributarios, las proyecciones apuntan a alrededor de G. 27,5 billones, lo que representaría un crecimiento de 8,2% con relación al 2021 y una presión tributaria en torno al 9,7% para el 2022.
Conforme con el mensaje del Poder Ejecutivo, la proyección de los ingresos tributarios se basa en el conjunto de supuestos macroeconómicos globales acerca de la economía interna, y en el del entorno externo, dado que el ingreso y el gasto fiscal son afectados por las variaciones de la actividad económica, el comportamiento de los hogares, la tasa de inflación, el tipo de cambio y la evolución del entorno externo
Por tanto, la proyección considera condiciones climáticas normales, lo que supone un buen comportamiento para el sector primario y sus diversos rubros. Así mismo, se espera una recuperación del consumo y la inversión. En tanto que la estimación de los ingresos no tributarios está determinada por factores tales como el salario mínimo, el Índice de Precios al Consumidor (IPC), el ingreso efectivo por el pago de las regalías y compensaciones de las Entidades Binacionales, las rentas obtenidas sobre los activos del Estado, entre otros.
Para el 2022 se prevé una caída del 10% en concepto de regalías y compensaciones provenientes de las entidades binacionales como consecuencia de la crisis hídrica registrada en el país. Se estiman ingresos por G. 3,831 billones frente a los G. 4,255 billones incluido en el presupuesto aprobado 2021.
• Componentes: Ingresos y gastos
El proyecto de Presupuesto General de la Nación para el año 2022 que, asciende a G. 92,1 billones ó 32% del Producto Interno Bruto de Paraguay, representa 0,2% menos que el aprobado para el presente año.
Del total contemplado, el 54% corresponde a la Administración Central (G. 49,6 billones) y 46% a las Entidades Descentralizadas (G. 42,4 billones).
En cuanto a la clasificación económica, el proyecto de PGN consigna G. 55,147 billones para gastos corrientes; G. 32,828 billones para Gastos de Capital y G. 4,125 billones para Gastos de Financiamiento.
Al desglosar aún más por grupo del gasto, la propuesta normativa revela que el componente de Servicios Personales representa el 29,5% de los G. 92,1 billones del proyecto de PGN 2022. El peso de este componente del gasto con relación a los impuestos significa el 75%, es decir, de cada G. 100 que ingresan a las arcas en concepto de ingresos tributarios, G. 75 se destina para el pago de salarios, siendo la planilla de salud y educación el 50% de lo asignado para el rubro.
Para el 2022, se contempla un aumento salarial del 8% para el sector docente. Una suba que irá de manera rezagada con respecto al acuerdo arribado con los maestros y que estaba sujeto a un incremento del 10% en las recaudaciones. En tanto que, para salud, la propuesta de gastos consigna alrededor de US$ 100 millones para el mantenimiento de 12.000 contratos realizados durante la pandemia y lo que seguirá de la misma.
Los demás gastos se completan con las transferencias (17,3%), la inversión financiera (11,8%) y la inversión física (10,6%). Otros componentes son el Servicio de la Deuda Pública (10%), Bienes de Cambio (9,35), Servicios no Personales (5%). Además, figuran los Bienes de Consumo e Insumos (4,3%) y Otros Gastos (2,2%).
La propuesta total de gastos será financiada en un 52,2% con Recursos Propios o Fuente 30 (G. 48,06 billones), el 35,2% con Recursos del Tesoro o Fuente 10 (G. 32,42 billones) y en un 12,6% con Recursos del Crédito o Fuente 20 (G. 11,61 billones). De esta última fuente de financiamiento, el proveniente de bonos, asciende a G. 2,447 billones, siendo el mayor componente el gasto en concepto de Servicio de la Deuda con una absorción del 49% ó G. 1,201 billones de fondos, las obras públicas se llevarían el 46,6% de los recursos (G. 1,141 billones) y los proyectos de viviendas el restante porcentaje ó alrededor de G. 105.000 millones.
• Profundización de problemas de las finanzas públicas
Como se mencionaba anteriormente, la actual administración se viene enfrentando a condiciones adversas que han ido en detrimento de la economía y las finanzas públicas. Si bien, las cuentas han arrastrado déficits desde el año 2012, producto de un aumento salarial, en promedio, de 38% a favor del sector del sector público, el descalce se ha profundizado en los dos últimos años, al considerar la política contracíclica impulsada desde el Gobierno. Esto, provocó un quiebre, con anuencia del Congreso Nacional, del límite de déficit establecido en la Ley de Responsabilidad Fiscal (LRF). Así, en el 2019 las finanzas públicas cerraron con un saldo negativo de 2,9% del Producto Interno Bruto; 6,1% en el año 2020 y una estimación de 4% para el cierre de 2021.
La convergencia al tope de 1,5% de la regla fiscal se daría de manera gradual. En tal sentido, el proyecto de Presupuesto General de la Nación para el 2022 fue presentado dentro del límite, sin embargo, se solicitó superar el porcentaje de tal manera a no afectar bruscamente a la inversión pública y al sistema de salud, como aspectos importantes del proceso de recuperación económica del país.
De acuerdo con el mensaje oficial, se pide al Congreso Nacional la suspensión de la aplicación de lo establecido en el numeral 1 del Artículo 7° y el Artículo 11 de la Ley Nº 5098/2013, «De Responsabilidad Fiscal». La solicitud se fundamenta a los efectos de la ejecución presupuestaria, estableciéndose como tope el 3% del PIB, el cual estará explicado, conforme con el petitorio, por el compromiso del Gobierno en sostener el sistema sanitario ampliado por la pandemia y la continuidad de las inversiones públicas. Es de remarcar que la saturación de las finanzas públicas es el reflejo de un modelo, el de financiamiento, que va llegando a su fin.
A casi una década del aumento salarial y que representó un gasto adicional permanente de aproximadamente US$ 600 millones para las arcas y marcó el inicio de un déficit estructural, la captación de recursos a través de deuda, principalmente, emisión y colocación de bonos, ha permitido crecer al país en materia de inversiones en proyectos de infraestructura. Sin embargo, como todo modelo financiero sustentado en endeudamiento sin una contrapartida que destense la práctica, el mismo ya roza el límite, que se ve reflejado en el nivel de Deuda Pública del país. Al cierre de julio del año 2021, el pasivo total de Paraguay asciende a US$ 13.163,2 millones ó 34,2% del PIB. Con este porcentaje, al fisco aún le quedaría un mínimo margen de endeudamiento si se toma en consideración la propuesta elevada en la Ley de Responsabilidad Fiscal 2.0 que establece un tope de 40% del Producto Interno Bruto. No obstante, más que el nivel, lo que genera presión a las finanzas es el costo de los intereses, que son pagados con recursos genuinos, lo que a su vez reduce aún más el margen de fondos disponibles para otros gastos también necesarios.
En palabras del viceministro de Administración Financiera, Marco Elizeche, la situación de las cuentas públicas genera preocupación y en tal sentido, se encuentran empujando algunas reformas y apuntando a otras alternativas de financiamiento con el sector privado (Alianzas Público- Privada, concesiones, fortalecimiento de los ingresos genuinos, etc.). “Por eso, justamente estamos planteando ir disminuyendo la proporción de bonos y también el canje de la deuda. Lo que estamos haciendo es básicamente canjear esa deuda más cara por otra más barata que, tal vez, vamos a empezar a ver en los siguientes ejercicios cómo los niveles pueden ir bajando siempre y cuando también las recaudaciones tributarias vayan mejorando y la economía se vaya estabilizando”.
Como cada año de estudio presupuestario, la consigna no ha cambiado. La responsabilidad y prudencia deben ser los pilares durante el tratamiento y aprobación de la ley más importante de la nación.
Además, de retomar el compromiso de mejorar la calidad del gasto que permita generar nuevos espacios para oxigenar las finanzas públicas, así como empujar programas y proyectos que contribuyan al desarrollo y crecimiento socioeconómico del país.
Finalmente, la pandemia sobre evidenció las debilidades del sistema y abrió oportunidades para impulsar agresivas reformas de modernización en la generación de ingresos, sistemas de financiamiento y modalidades para una eficiente y eficaz forma de gastar que se traduzca en el bienestar de toda la población.