Mis preguntas y mis respuestas sobre el reciente acuerdo de compra de Energía a Itaipú

julio 30, 2019
Manuel Ferreira Brusquetti
Mis preguntas y mis respuestas sobre el reciente acuerdo de compra de Energía a Itaipú

Explicar lo que ocurre en ANDE e Itaipú para que se entienda no es tarea fácil. De todos modos, voy a tratar de hacerlo. Como primera medida, hay que comprender una serie de conceptos que voy a tratar de aclarar a continuación. En el intento de hacer este tema lo más claro posible, voy a sacrificar un poco la rigurosidad. Van a tener que perdonarme por esto.

Lo primero es entender la diferencia entre potencia y energía. Potencia es la capacidad de producir energía. Es el caso de una naranja, que tiene capacidad de producir jugo: Potencia es la naranja, Energía es el jugo. Una turbina de Itaipú tiene capacidad de producir energía, pero si estuviese parada, no la producirá. La potencia se mide en KW, MW (1MW = 1.000 KW), en GW (1 GW = 1.000 MW). La energía se mide en KWh, MWh (1 MWh = 1.000 KWh), GWh (1 GWh = 1.000 MWh). 

Itaipú vende potencia. La electricidad que nosotros pagamos a la ANDE es energía. Sin embargo, las empresas industriales contratan potencia. Es que parar una máquina industrial es muy caro, por tanto, funcionan 24/7 y su consumo de energía es muy uniforme. En Brasil, una parte importante de la demanda de electricidad es industrial. En Paraguay, gran parte de la demanda es domiciliaria. La demanda domiciliaria tiene la particularidad que no es uniforme a través del día ni a través del año: tiene un pico al mediodía y otro hacia el final de la tarde y tiene también picos en días de calor y, por tanto, en el verano. La demanda de Paraguay vino creciendo a razón de 8% anual. Es que el nivel de ingresos aumentó, las tasas de interés bajaron y se hizo mucho más fácil comprar electrodomésticos. ¿Quién no quiere un aire acondicionado en verano en Paraguay?

Se habla también de “energía garantizada” y “energía excedente”. ¿Qué es energía garantizada? Itaipú tiene 3 componentes de su costo total: los costos de explotación, los costos de servicio de la deuda y los costos de royalties (los royalties son el pago que se hace a ambos países dueños del río por el uso de este). Casi el 60% del costo total es el servicio de la deuda (capital + intereses), que alcanza a unos USD 2.000 millones por año, faltan pagar unos 8.000 y se terminaría de pagar en 2022. Los royalties son más o menos USD 150 millones por año a cada país. El resto son gastos de explotación de la represa. Para calcular el precio de la energía garantizada se divide el costo total entre la cantidad de energía mínima que puede producir la represa. Este número alcanza a USD 44 MWh. Con la compra de esta energía se pagan todas las cuentas de Itaipú.

Pero la represa tiene capacidad de producir energía por encima de la mínima, sólo que esta energía no es seguro que se pueda producir siempre. Esta energía se llama energía excedente. ¿A qué precio se vende esta energía? A USD 6 por MWh. ¿Por qué? Porque como los costos están todos cubiertos por el pago de la energía garantizada, entonces se pagan solamente los royalties. Los clientes de Itaipú son solamente dos: ANDE y Eletrobras. La electricidad de Itaipú es 50% de Paraguay y 50% de Brasil. Entre ambos clientes tienen que comprar la totalidad de la electricidad producida por Itaipú. Eletrobras puede comprar el 100% de lo que produce Itaipú. ANDE no puede, porque no tiene demanda ni tampoco infraestructura para sacar esa electricidad. Entonces, lo que ANDE no compra, le vuelve a vender a Eletrobras. ¿A qué precio? Le vende a precio de energía garantizada (USD 44 MWh) + Precio por cesión de energía. ¿Cuánto es el precio por cesión de energía? El precio es de USD 9,6 por MWh. Aquí es donde entra el famoso acuerdo Lula-Lugo que es el que definió este precio. Pero el monto recaudado por la cesión de energía no va a la ANDE sino que va al Ministerio de Hacienda para el programa FONACIDE. Lo recaudado en concepto de royalties tampoco va a la ANDE, sino que es administrado bajo la ley de royalties: 50% va al Ministerio de Hacienda y 50% es destinado a Municipalidades y gobernaciones afectadas por las represas.

Está claro que la energía garantizada pertenece 50% a cada país. La energía excedente también debería pertenecer 50% a cada país. Brasil argumenta que la energía excedente debe ser repartida proporcionalmente a lo que cada país retira.

¿Qué fue lo que pasó? El Tratado establecía que cada comprador debía informar con 20 años de anticipación cuánta potencia iba a utilizar. Se notó que esto era imposible de hacer y nada práctico, entonces se lo dividió en dos pedidos de 10 años, pero esto tampoco resultó. Se empezaron a hacer las proyecciones de compra cada 2 años y finalmente anualmente. Como estas decisiones eran violatorias del Tratado, cada vez más quienes intervenían eran solamente organismos técnicos. Los organismos formales de la institución no tomaban decisiones… por si acaso…

En los años 90, Brasil, que estaba mal económicamente, deja de pagar por su energía. Esto genera lo que se conoce como “deuda espuria”: como no se vendía la electricidad a un precio que cubriera todos los costos, Itaipú se tuvo que endeudar para cubrirlos. Después se decide refinanciar toda esa deuda hasta el 2023, Eletrobras paga el monto completo de la compra de energía e Itaipú empieza a pagar la deuda. En otras palabras, se genera una deuda porque uno de los socios no pagaba y cuando se reestructura la deuda, ambos socios empiezan a pagarla. Acá es donde Jeffrey Sachs dice que la deuda está pagada y que Paraguay no debe nada.

Con el precedente de la deuda espuria, en el 2002, cuando Paraguay estaba mal económicamente, Brasil lleva toda la energía y Paraguay compra solamente la energía barata cuando necesita, que es normalmente en los momentos de pico. ANDE utiliza más o menos 3.500 MW anualmente (Potencia, obviamente). De estos, unos 1.300 MW vienen de Itaipú y unos 500 MW de Acaray y Yacyretá. El resto, unos 1.700 MW compra a precio de energía excedente, es decir, a USD 6 por MWh. Esto hace que el costo de la energía de ANDE sea menor que el costo de la energía de Eletrobras: el de la ANDE anda por los USD 25 MWh y el de Eletrobras por USD 38 MWh.

Brasil se venía quejando por esta diferencia, diferencia que se había generado durante los gobiernos del PT en Brasil. Cuando el PT sale del gobierno y sube Bolsonaro, éste pretende arreglar la situación. ANDE, y más específicamente Pedro Ferreira, se opone: es que 60% del costo de la ANDE es la electricidad que le compra a Itaipú. Comprar más caro significa una de varias alternativas: o se le sacan los privilegios a los funcionarios de ANDE (pagan la mitad de lo que paga cualquier otro usuario), o se pierde menos electricidad (hay que invertir mucho para eso y no es rápido), o ANDE deja de invertir (y van a seguir los cortes), o se sube el precio de la electricidad, o el Ministerio de Hacienda o la propia Itaipú, margen derecha, le pasa dinero para subsidio a la ANDE. Eletrobras deja de pagarle a Itaipú como forma de presión.

Después de 17 años el tema sale de la esfera técnica para ser resuelto y se va a “Las Altas Partes Contratantes”, o sea, las cancillerías. Ahí surge toda la agenda bilateral Paraguay-Brasil: El comercio de frontera, los cigarrillos, el acuerdo automotriz, etc. No creo que sea casualidad que más o menos en la misma época de la firma de este acuerdo (24 de mayo) haya también salido a luz el tema de las remesas de reales a Brasil y lo del acuerdo automotriz: formas de apretarle a Paraguay, no a Marito, a Paraguay. En realidad, no hay ningún presidente que pueda aguantar la presión de Brasil.

¿Qué es lo que yo creo? Más allá de los pseudo héroes y pseudo villanos que nos quieren hacer creer que existen, creo que Brasil nos está dando un adelanto de lo que va a ser la negociación del Anexo C del tratado (el que dice cómo se calcula el precio, quién lleva qué, si el que tiene sobrante le puede vender a un tercero, etc.) en el 2023, y esta es la parte realmente importante de la historia. La posición de Brasil ha cambiado con Bolsonaro. El PT en general y Lula en particular tenía una visión mucho más hegemónica de Brasil sobre América del Sur: arreglar estas “cositas” como era el caso del precio por cesión de energía era un acuerdo en pos de un logro mucho más grande. Bolsonaro no tiene esa visión y eso está más que claro.

Una primera lección de lo que está pasando es que la del 2023 no va a ser una negociación solamente del Anexo C: va a ser una negociación de la agenda bilateral entre Brasil (país grande y poderoso) y Paraguay (país chico y débil). Creo que debemos llegar al 2023 con el menor hándicap posible ¿Qué significa esto? No tener tanta dependencia del contrabando en nuestra economía, tener un acuerdo automotriz firmado (implica dejar de importar Chilerés de Iquique), saber qué vamos a hacer con la economía de toda la frontera con el Brasil, y sobre todo, saber qué queremos conseguir en Itaipú. A esta lección debemos sumarle una segunda lección: No podemos negociar entre 4 paredes con Brasil. ¡Nos van a dormir más que seguro! Deberíamos tratar de llevar esto a la mayor cantidad de foros internacionales, que todo el mundo se entere.

Si Jeffrey Sachs es el asesor del gobierno en este tema y además es el asesor del Secretario General de las Naciones Unidas, que consiga que este tema se discuta en esos foros. Creo que solamente la completa transparencia y la internacionalización de la discusión nos pueden llevar por un camino donde podamos triunfar.

Por Manuel Ferreira Brusquetti


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